De nuevo, el mes de febrero nos juega una mala pasada.
Decenas de perros entran cada semana, llenan las perreras y nos obligan a desear que no entren más, que se queden en la calle, porque si no dejan de entrar, nos toca a nosotros hacer el sitio. Llevamos muchos años gestionando la perrera, cada año se eutanasian menos, salvamos más…
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