La compraron, y se rompió una pata.

Tan mala suerte tuvo que los «pobres» desgraciados que la compraron, no quisieron gastar dinero en operaciones, y decidieron llevarla a eutanasiar.
Una cachorra que les vendieron sin vacunas, sin cartilla, diciendo que tenía 3 meses y tiene al menos 4. Así funcionamos, cualquiera se autodenomina criador, vende todo lo que puede, y solventa su crisis personal, y mientras tanto,los animales pagan las consecuencias de la falta de sensibilidad, de sentido comun, de corazón y, por supuesto, de cerebro. Y las perreras y las protectoras, sacamos las castañas a las Administraciones que miran hacia otro lado, que hacen la vista gorda ante un grave problema de nuestra sociedad, que es la SUPERPOBLACION de perros y gatos, por la cría indiscriminada y la falta de normativa que restringa la cría y la tenencia.
Ahora buscaremos un dueño que le de igual su cojera, y solo mire a sus ojos, no a su bolsillo